viernes, 30 de agosto de 2019

Tombola


Tómbola

Es lunes, y Jesús pese a no tener nada que hacer, se ha levantado a las siete de la mañana. Abre la puerta del cuarto de sus padres y les despierta. 
—El viernes o el sábado, vamos a la piscina en principio, ¿no? 
—Buenos días. Sino pasa na, sí. Ya veremos, hijo—dijo el padre—. Me cago en mi puta vida— susurró al momento. 
—Vamos que si no se muere nadie, vamos, ¿no?—dijo marchando hacia la cocina, a desayunar. 


Suena el timbre. Jesús se dirige a la entradita, abre la puerta y se encuentra con un hombre y una mujer trajeados frente a él. En primer lugar habló ella: 
—Hola, buenos días. Somos de Testigo de Jehová. Me gustaría brevemente contarle mi historia. Yo me hice Testigo de Jehová porque me iba a casar y cuando quedaba una semana para el gran día, mi novio se mató en un accidente —se emocionó— ,y entonces te replanteas porque Dios permite estas cosas. 
—Bueno, podía a ver sido peor, mujer, que estuvieras tú, con él, los dos ahí en el coche felices y de repente, ¡pa!, viniese el tío ese creyendo que estaba en el Circuito del Jarama y os matase a ambos. Ahí lo de que “hasta que la muerte os separe” vendría que ni pintado. 
Jesus no puedo evitar reír y seguido como acto reflejo le cerró la puerta en las narices. 


Por la tarde. Jesús solía estar metido en su cuarto, pero ahí no había agua así que tenía que ir a la cocina y para ello pasar por el salón.. 
—Y por el poder de Rubalcaba yo os dijo: moriros todos —dijo Jesús echando polvos mágicos al televisor. 
—¿Ya no, hijo? Era una persona. —Le dijo su madre soprendida, acto seguido suspiró. 
—A ver si igual que he dicho que Rubalcaba la cascaba, coño si es que hasta rima, se mueren tos los de la serie esta turca que veis y haceis algo productivo. 


Ya entrada la noche, poco antes de irse a dormir, Jesús va al salón y se sienta en el sofá grande, enfrente del televisor. 
—¿Ha habido alguna mujer que matase a su marido? ¿Que matase a otra mujer y así colaborar en no traer más bebés al mundo? En los telediarios me refiero. 
—Pues que yo sepa no —la madre señaló el telediario—. La mayoría son hombres que matan a su mujeres, ¿Eso no era un libro? 
—Es que me cago en Dios. Se puede tener una madre más minusvalida, joder, pero más cateta es que lo dudo, el día menos pensado la nominan a los Goya de analfabetos y ni se entera. 


Yendo en coche: 
—Sí, sí debe ser eso, ¿no serias tú quién le estaba mirando las tetas de continuo?, depravado— dijo su hermano Jose. 
—¿Y no será que apenas te veíamos en las esterillas porque te la estabas meneando debajo del agua pensando en el vigilante de la playa? —contraatacó Jesús. 
—Pero si el vigilante de la playa es el primo, gilipollas. —Jose le echó una mirada de asco. 
—Ya. Y está muerto. ¿Y? 


En la madrugada. Jose se acerco a una de las camas del cuarto de su hermano Jesús. 
—¿Qué tal Jesús? —Se acercó con cuidado al borde de la cama.
—¿Sabes qué hora es? —dijo Jesús frotandose los ojos. 
—Las de la muerte —Jose sonrió. 
—Osea las cinco, ¿no?, pero pa que me despiertas, joder. 
—Nos vamos a la playa. 
—¿Pero qué playa y que niño muerto, gilipollas? — Se incorporó, sentandose como indio en el colchón. 
—Pues en la que está nuestro primo. 
—Eeeeh... Tu puta madre. ¡Mamá, papá! —Jesus intentó salvarse de lo que era una muerte segura. 
—Están conmigo, no ha sido muy complicado convencerles del plan. 
Cuando Jesús tenía los pies sobre el suelo, su costado vio clavarse hasta tres veces la navaja de su hermano. 
— Rubalcaba, el primo y mi hermano. Ya tengo nombre mediático: La Santísima Trinidad de Moratalaz.


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