martes, 5 de marzo de 2019

Agua

Con calma salgo a la terraza, y mi puño se vuelve loco. Lo voy oscilando, y estampando a todos los cristales. La sangre se limpia por la lluvia al estirar el brazo por la ventana. Gotea a la terraza del vecino de abajo. Pienso que más estampado de pintura roja no se va a notar. Grito su nombre y al poco se asoma la mujer. Se caga en la Virgen, y se mete corriendo llamando al marido. Sale este y maldice a Dios, y a paso estresante, se mete dentro llamando a la hija. La chica sale y se mete con la tercer persona de la Santísima trinidad. Ya han visto todos suficiente para creer.
El teléfono de los de abajo se escucha entre los prácticos techos de gotelé. Suena la marcación 091, y un: “Gilipollas, así no vas a conseguir nada”
El padre sube, tira mi puerta y plaff.
                                                                         ***
Con esta agua de mayo, ni me quitan el sayo, ni los sabañones, ni la bala en la pierna que tengo desde hace días, supongo. El agua de Madrid que sale del grifo es mi única compañera. Paso los días durmiendo y las noches con velas de igual forma. Solo me levanto del suelo para hacer aguas menores. Me muevo libre por el habitáculo, sabiendo que no lo estoy y eso me aterroriza. No se cuánto tiempo podré aguantar más. Ese cabrón me vuelve loco. Se me hace la boca agua solo de pensar en ese machirulo.

                                                                                                                                                           2018


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