domingo, 12 de enero de 2020

Un secreto ibérico


Un secreto ibérico

Mi papá siempre llega tarde y cansado de trabajar. Es albañil, y eso debe de cansar bastante, así que cuando llega se tira en la cama sin pensarselo. Mamá está siempre tumbada en el sofá sin hacer nada. Siempre está moviendo un vaso con algo que no sé que es, pero que no me gusta su olor. Su juguete prefe es como una botella, pero muy rara que pone el nombre de su primer novio, o eso al menos me gusta a mi imaginar, Es algo como JB.
Últimamente le ha dado por aplastar con un dedo, los moratones que tiene en la pierna. No sé por qué lo hace si siempre acaba llorando.
No me gusta las cosas que me dice mientras bebe, por eso me voy a la cama pronto.
Mi cama es pequeña y cómoda. Como tengo miedo a la oscuridad dejo la luz de la mesita encendida y abrazo a Coki. Me encanta su color amarillo. Me quedo dormida mirando las estrellas del techo.. Siempre sueño lo mismo: Aitana Ocaña de Operación Triunfo y Alberto Jimenez de Miss Caffeina me susurran al oído una nana triste. Ojalá ellos fueran mis padres o al menos mis amigos.

***

A mi padre le metieron en la cárcel por ser el cabrón de cabrones y mi madre dejó de beber para siempre. No me entristezco por ello. Mejor morir, antes que vivir de rodillitas ante tu marido.
No es que me guste mucho donde vivo, pero la pasta no me da para más así que esta litera desde la que escribo es mi única propiedad que digamos.
Miro las calaveras de purpurina del techo y sonrió, tarde o temprano seré una de esas, pero bajo tierra.
Ojalá tuviese el valor para adelantarme a Dios, osea el dios cristiano, y quitarme la vida de mierda que me dió.
A veces cuando estoy pedo tengo estos pensamientos negativos.
Me reviento un grano y me miro al espejo aunque sea para acordarme de mi cara de mierda.
Hay días en los que necesito presionarme los moratones para llorar, yo lo llamo purgarse, como purgar radiadores, sí. Lo llaman autoconmiseración creo. Hoy en vez de los del culo me presiono uno de la entrepierna que no sé como ha llegado ahí, al menos ayer no estaba.
Por fin me entra el fucking sueño y adivina adivinanza qué sueño esta vez; Alberto Jimenez y Aitana Ocaña me susurran la nana de siempre, cada uno a un oído. Pero ahora ya no quiero que sean mis padres, ni tampoco mis amigos, me los quiero tirar.


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